OLVIDO Y MARGINACIÓN. ELCONFLICTO
ENTRE INTEGRACIÓN Y RECHAZO
Desde el comienzo, nos presenta al
protagonista como un niño de alguna manera “olvidado” por sus padres, muy
ocupados en realizarse en lo personal, a tal punto que no sólo se han separado,
sino que también se han separado (ambos) de su hijo, olvidando su necesario rol
de padres. No sólo vive a miles de kilómetros de sus padres, sino que además es
criado por una tía muda, lo cual dificulta su adaptación al nuevo medio por
medio del lenguaje —pues él ha pasado los primeros años de su vida en Francia—.(Pág. 5 y 6.)
Atilio sufre las burlas de dos compañeros
del colegio, ante la indiferencia del resto. No le perdonan ser distinto, no lo
aceptan como es, no comprenden todas las cosas que Atilio tiene en común con
los demás chicos. La burla, en realidad, no tiene tanto que ver con cómo es él,
pues Atilio no es como los acusadores dicen que es: lo acusan de ser… como
ellos son, pero no quieren reconocerlo. La vieja historia de hablar mal de
otros (aunque sea calumniándolo) para que no se fijen en el que lo hace. (Pág. 5, 6, 8, 9)
Esta
discriminación conduce a que Atilio organice su venganza, que, inesperadamente,
termina en tragedia. (Pág. 9 a 20)
Los adolescentes del Instituto al que luego
de la tragedia envían a Atilio, sufren el mismo olvido de sus padres que él.
Son los “Huérfanos con padres” (Pág.27).
Una mirada crítica sobre la
sociedad y las instituciones públicas
El Instituto está totalmente aislado de la
sociedad, geográficamente hablando, se encuentra en un lugar muy alejado. Está
también olvidado por la sociedad y el Estado. Es como una isla a la que nadie se acerca. (Pág. 23)
Pasan los
directores del Instituto, pero la realidad sigue siendo la misma. Se trata de
un cargo al que se accede como castigo o como refugio ante comportamientos
anteriores irresponsables, de parte de personas con graves disturbios
psicológicos, que como era de esperar, se agravan en el Instituto Basterre,
donde suceden cosas inexplicables que funcionan como obstáculos para que la
verdad trascienda. (Pág. 25, 26, 31, 32,
42, 43, 44, 102, 103)
Frente
al Instituto, en medio de ese desierto, continúa existiendo, olvidado por sus
dueños y por las autoridades del Estado, el parque de diversiones abandonado.
Una historia trágica se asocia a su cierre. (Pág.
24 a 27.)
El aislamiento es reforzado por la familia de
los chicos, cuyas cartas son rechazadas. La dirección del Instituto las
conserva en un depósito secreto. (Pág.
48, 49)
Más adelante, el narrador introduce, como es
habitual en el relato, otra interpretación: son las autoridades del Instituto
las que no envían las cartas. (Pág.104).
Cuando la
aventura de Atilio y sus compañeros termina con saldo de muertes y catástrofe, ante la difusión periodística de
los hechos, intervienen las autoridades, y toman conciencia de la situación que
se vivía en el Instituto. (Pág. 102 a
104).
Otra
institución marginada, olvidada, y cuya organización es tanto o más terrorífica
que el Instituto, es el manicomio al que se dirigen Atilio y su amigo para
sacar de allí por un rato al ex director del Instituto que ha enloquecido. Las
condiciones de represión, aislamiento e indiferencia a la que son sometidos los
internados son verdaderamente inhumanas. (Pág.
70 a 78). Macciole, compañero de aventura de Atilio, queda prisionero en el
manicomio, y conoce el trato que les brindan a los nuevos. (Pág. 79 a 8, 107)
LOS CÓDIGOS PROPIOS DE LOS
DISCRIMINADOS
La
situación de marginalidad (¿o sería más cierto hablar de “marginación”?, pues
se los ha convertido en marginados), provoca en ellos actitudes propias,
particulares, como grupo social, inversas a las que se pretende (¿o se finge
pretender?) desde la sociedad.
La situación de marginación absoluta que se
vive en el Instituto hace que los directores que se animan a acepta el cargo
sean gente con bajos antecedentes profesionales, o se los envía como castigo
por su mal desempeño anterior, o presentan alteraciones mentales. Se trata de
un trabajo insalubre como pocos.
Los alumnos del Instituto, como es común en
la mayoría de los establecimientos educativos, se conducen de acuerdo con sus
propios códigos, como una manera de resistir al maltrato y el olvido. Por la
negativa, la marginación que no los tiene en cuenta, sino que los excluye de la
sociedad y sus derechos, hace que ellos construyan otros códigos de convivencia
opuestos a los que la sociedad propone en sus documentos (aunque en la práctica
no esté tan clara su aceptación). Por un lado, son lo opuesto: se contraponen
al discurso oficial con sus códigos secretos, ocultos. Por otro lado,
reproducen la hipocresía dominante en las costumbres en la sociedad que los excluye
marginándolos como “jóvenes no aptos
para vivir en sociedad”.
La falta de solidaridad, la frialdad
afectiva, producto de la frialdad y el distanciamiento con que se los trata,
parecen la norma habitual en sus conductas. No son nada para nadie, y entre
ellos se tratan de un modo casi despersonalizado, no tan distinto al que
conocían en las escuelas de las que provienen. También, quizás, el aburrimiento
en el que transcurre la vida de los internados, sea resultado del abandono en
ese páramo desierto, la falta de políticas de integración (deportivas,
recreativas, culturales, de socialización e intercambio), pero también de la
falta de vínculos afectivos entre ellos. Y es que para que surja el afecto debe
haber un grupo, y para que exista grupo debe haber una identificación
colectiva, y compartir un objetivo. Los jóvenes no están allí porque lo deseen,
sino porque de alguna manera se los ha condenado a estar allí. Los objetivos en
común surgen cuando la autoestima es alta, y en este caso el maltrato y el
olvido, despersonalizándolos, desvalorizándolos, les provoca una fuerte
autodesvalorización.
En
ese mundo particular, al margen, el caso extremo está representado por el
protagonista, Atilio Dentolini. Como rechazo al mundo de los adultos, Atilio no
crece: pasan los años y mientras sus compañeros ya han egresado, él continúa
con la misma edad que tenía cuando entró al Instituto, trece años, y repitiendo
primer año. Esa misma situación lo convierte en líder consultado por todos,
pues es quien mejor conoce el Instituto, tanto el edificio como su
funcionamiento. (Pág.28, 30, 31)
LA PROHIBICIÓN Y SUS RESULTADOS
La prohibición de cruzar la calle e
ingresar en el parque de diversiones, una vez más, estimula el deseo. Más aún,
debido a que la posibilidad de una aventura permite salir del aburrimiento
mortal en el que transcurre la vida en el lugar. Su transgresión es doble:
enfrentar el desafío de hacer lo que está prohibido, conocer ese lugar tan
presente del mundo exterior, y escaparse del Instituto.
Pero la transgresión no está asociada a una
búsqueda de libertad, no se trata de una fuga para no volver nunca más al
Instituto; por el contrario, lo que se busca una vez lograda la hazaña, es
volver para poder ser “alguien importante” entre sus pares. La adaptación al
medio pasa por la necesidad del reconocimiento. Quizás, también por la
costumbre. Y por el temor de volver a una sociedad temida, que cruelmente los
rechaza.
Un alumno ha intentado transgredir la
prohibición, y en su intento, ha sido víctima de una máquina que aparentemente
en forma accidental, ha provocado su muerte. Se convierte en el fantasma que
impide que otros jóvenes vuelvan a intentar una travesura que ponga en peligro
su vida.
Una vez más, la institución que debiera
impedirlo, sólo es capaz de imponer prohibiciones, pero no de hacerla cumplir.
El cuidado de los alumnos corre por cuenta… de un fantasma. Y es un fantasma de
otro chico como ellos, que lo ha intentado antes.
Un grupo de chicos quiere volver a
intentarlo, pero con éxito. Lo consultan a Atilio, y éste finalmente les da una
solución difícil de llevar a cabo: convencer al hermano del fantasma, de que en
realidad no es él, sino su hermano muerto. Cambiarle la identidad, para que el
fantasma, confundido, los deje pasar. Para lograrlo, todos sus compañeros lo
llaman permanentemente por el nombre de su hermano, tratando de convencerlo.
Finalmente lo logran, cuando el ex director del Instituto, lo hace cuando está
entre dormido y despierto.
Los chicos, con Atilio a la cabeza, logran
burlar al fantasma. Pero de todos modos, la experiencia es trágica. El cuidador
del parque, que aún vive allí, ha enloquecido. Está convencido de que recibe
órdenes de una máquina asesina, que se pone en funcionamiento para matar
chicos. Otros, se pierden en un laberinto de espejos. (Otra vez, aparece aquí
el problema de la identidad, de la necesidad de ver a otros para saber que yo
soy yo: si sólo veo imágenes de mí mismo, ya no sé cuál soy, donde estoy.)
El aislamiento, la marginación, ha provocado
en los estudiantes un individualismo extremo, egoísta: no los unen en general
vínculos solidarios, de afecto. Atilio reacciona con indiferencia ante la
suerte de sus compañeros, que han puesto en peligro sus vidas por no aceptar
sus recomendaciones. Las instituciones educativas, en esas condiciones, no han
creado en Atilio valores de compañerismo ni siquiera en las travesuras
compartidas. (pág. Pág. 29 a 36 , 90 a
99).
Finalmente, Atilio logra salir del parque de
la muerte, que termina destruido. Una vez de nuevo en el Instituto, le
devuelven su identidad al hermano del fantasma. (101)
EL TÚNEL DE LOS PÁJAROS MUERTOS,
UN SÍMBOLO DE LA CONDENA AL AISLAMIENTO
Atilio y
su amigo han buscado una salida del Instituto para ir a buscar al ex director,
convencidos de que él puede convencer al hermano del
fantasma de que no es él sino su hermano. Para ello deben atravesar un túnel adonde las autoridades del Instituto arrojan las
cartas que los chicos envían a sus familias. Están como presos, cortados sus
vínculos con el mundo exterior y con sus familias. Condenados al aislamiento.
Como si fuera poco el olvido por parte de sus familias, también se le suma que
el Instituto los mantenga incomunicados.
Ese
túnel, un túnel del aislamiento y del olvido, es el lugar que eligen los
pájaros para morir. Las aves, símbolo de la libertad que muere encerrada, en un
lugar que nadie conoce.
(Pág. 53, 54, 57, 59 a 62).
Pero también, al huir del Instituto, los
atacan cigüeñas carnívoras. Es que cruzar el túnel que conduce a la libertad,
tiene su precio. (Pág. 62,63; 105 a 108)
EL PROBLEMA DE LA LIBERTAD
Pero la
búsqueda de la libertad no es un ideal. En esas condiciones de aislamiento,
marginación y olvido, los estudiantes no sueñan con la libertad. Cuando escapan
del Instituto, lo hacen para volver, no para huir de él. Su concepto de
libertad es hacer lo que está prohibido en el Instituto, y por lo tanto ser
reconocidos por sus compañeros como los héroes.
Cuando lo hacen, es porque ya no les queda
otra, porque las circunstancias ya hacen imposible continuar allí.
A Atilio, finalmente, no le queda otra que
asumir que deberá enfrentarse con lo que no desea: crecer, hacerse adulto, en
un mundo donde los adultos dejan mucho que desear. Pero rechaza la idea de
volver a ser discriminado por la sociedad como “el caso raro”. (Pág. 104, 105.)
LOS MISTERIOS
En la
novela aparecen algunos hechos misteriosos. En algunos casos, el misterio queda
sin resolver:
-¿Quién es el mago de la fiesta de
cumpleaños? Algunos creen que es la tía de Atilio, que en realidad no era muda.
Pero si aceptamos esta posibilidad, queda otro misterio: ¿por qué simulaba
serlo? Cuando promete dar a conocer su
identidad, sucede el incendio de la mansión. (Pág. 18, 19)
Otro misterio se va aclarando a lo largo de
la novela:
-El misterioso caso del marido infiel de la
costurera, un camionero, que todos sospechan que ha sido asesinado por ella,
pero no se descubren pruebas… hasta que dan con su cadáver embalsamado como si
fuera un manequí. Ese caso es explicado por el narrador. (Pág.6,7,8).
-El
caso continúa, pues en la obra, los espíritus de los muertos siguen actuando en
el mundo real. El Instituto sólo tiene contacto con el mundo exterior con un camión
que los provee de lo que necesitan, cuyo misterioso conductor nunca se hace
ver. (Pág.24, penúltimo párrafo).
El misterioso conductor justo aparece
inexplicablemente, de noche, cuando Atilio y su amigo escapan del Instituto,
como si los hubiera estado esperando.
Aquí el narrador no lo explica, pero da
algunas pistas que nos llevan a pensar que se trata del fantasma del camionero
infiel envenenado por su esposa. (Pág. 65, 66, 67)
EL TÚNEL DE LOS PÁJAROS MUERTOS,
UNA NOVELA DE TERROR
Como
novela de terror, “El túnel de los pájaros muertos” nos describe una situación
de terror que podemos resumir de la siguiente manera:
El terror está dado por vivir en un mundo
donde el olvido, la marginación, el aislamiento, son lo habitual. Donde no existen
vínculos de afecto y solidaridad, sino que el otro es alguien que me puede
servir para lograr lo que quiero. Donde las instituciones no resuelven problemas
relacionados con prevenir y corregir conductas antisociales contra otros y
contra sí mismos, o mejorar su salud. Un mundo que todos aceptan, aunque quieran transgredir sus normas. Y en el que
da miedo crecer.