jueves, 24 de julio de 2014

ENRIQUE MOLINA. CIUDADANIA Y CALOR


CIUDADANÍA Y CALOR

Mi patria es de langostas una oceánica choza entre 
   las islas que no he visto nunca
Un hogar flagelo espléndido donde cada cosa 
   contiene otra cosa contiene otra cosa cada mono 
    otro mono cada boca otra boca hasta quedar tan 
   sólo un punto en el horizonte una migaja única del
   fósforo de los mendigos
Y ésta es gente de lazos inaferrables en la tibieza de 
   mano de hierro de su desnudez
Con el presagio de sus lenguas hacia los meandros de 
   algún cuerpo inalcansable en la corriente
Y cuyas historias sin asilo abren un astro vivo a cada
   nuevo corazón que invaden
Mientras la espuma avanza y retrocede sobre la 
   playa cubierta de espejos y valvas
Regida en su vaivén por el cadáver de un pájaro 
  marino

Mi inhabitable morada querida a la sombra de 
  cálidas axilas para quienes yacen desesperados por  
  sus propios alcoholes de incendiar
Por sus propios labios suplicantes en la viña de los
   pulpos donde juegan los niños con una luz dulce y 
   cruel
¡Oh bello hogar de perezosas hojas que abanican hasta dejarme ciego!

Los números son pájaros
Y cada amanecer desaparecen las mujeres errantes que sólo se persignan con la señal del deseo y del  
   viento
Las negras peinadoras de la noche donde destilan la 
   fiebre
Las cocineras reales
Y uno puede gustar en sus brebajes un éxtasis de 
  saurio el prodigio de haber nacido al pie de tales
 dioses de mirada de tierra que cambia y de muslos 
 que se entreabren

La bahía se retuerce como un salmo ante nuestra 
  presencia

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