domingo, 20 de julio de 2014

ENRIQUE MOLINA. DIBUJOS EN LA NIEBLA


DIBUJOS EN LA NIEBLA


Con frecuencia la niebla,
con sus goteantes hilos y su unánime sonido marítimo,
brotando de sórdidos manantiales, de lúgubres sirenas,
llegaba hasta el cálido interior,
a la pequeña cucharilla de té;
sorbiendo con desmayo la luz de los rincones apacibles,
como un mojado incendio donde todo se pierde con escamas efímeras.

¿Quién olvida un entierro por los campos,
atravesando túmulos de lechosas magnolias...?
¿Quién olvida el disuelto país, con nidos húmedos en los faroles,
con las veletas rotas, con ausentes gentecillas muertas conversando en las calles;
el delgado país que predica en la niebla, desde la alta
ventana, o que quizá nunca se ha visto?

Y después, ciertos gestos con que cansadas niñas se licuan.
Cierto inerte abandono en las manos...
En esa intimidad apenas vulnerable, e indecible, sin duda.
Un sabor submarino en la boca; y en en efecto,
el corazón demasiado próximo. Sí, demasiada dulzura...
Tanta música ahogada,
tanto gris silencioso en la desnuda, profunda cavidad del cielo...



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