TALES EQUÍVOCOS
Tantos pasos hacia veranos,
tantos lugares hacia mis pasos,
tantas viandas hasta qué hambres,
tantos crujivacilantes pasos hacia besos,
tantos erróneos pájaros desorientados guiando mis pasos,
en marcha hacia la reina arrojada del Edén con su joroba
escarlata
–la reina de la frustración y el éxtasis–
la que flota en la corriente de sus blasfemias, la que canta sobre
la piedra de la tumba,
cubierta de mordeduras,
con el honor de su desgracia.
Tantos pasos hacia cálidas sombras
donde alguien
respira,
ondulante y ansioso cuerpo hundido en su fragancia
y su ardiente promesa de ser siempre la playa que nunca volvería
a ver.
Tantos pasos hacia el sol y sus amigos:
árboles, flores, cabelleras,
tantos pasos de lápida, o de ir hacia cosas suculentas,
o a tristes disputas, enfermedades,
y nunca
el paso necesario
–el único paso que no diste –,
y te hubiera revelado tu enigma, te hubiera entregado sin tasa
la secreta belleza
oculta tras sus pasos.
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