viernes, 25 de julio de 2014

ENRIQUE MOLINA. LOS BUENOS CONSEJOS


LOS BUENOS CONSEJOS

Sé dócil, una ciega presencia, sin perder el arrullo
de tu íntima ferocidad
cuando entrecierres los ojos con una incierta sonrisa.
En tu boca hay pasión y negrura; y algo desolado en tu lengua.
Y cuando los besos descienden hacia tu hendido cuerpo
el hondo poderío del mundo reclamará su presa,
serás seducida con olvido y locura.
Acéptalo.
Otras voces, frases desconocidas, llorarás
tan cerca, tan lejos
de quien descubre azorado tu esplendor bajo sus labios.
¿Ves el fantasma de la monja desnuda a lo largo de un claustro, a la luz de la luna?
Oh, pero tú eres de carne, de carne imprevisible y voluptuosa.

Entreabre el jardín de harina sombría de tu cabellera.
¿Hasta dónde irás?
Obedece a la mano que te acaricia:
conviértete en reina.
Musítale al oído a tu pareja tus promesas errantes:
deja que hagan de ti una constelación.

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