POEMA
SIETE
Sobre
el viejo recolector de pedruscos
se
posa un pájaro,
sobre
el hombre de los tatuajes
cristalizan
las aguas de tantas travesías,
rudas
orgías, ceremonias para partir,
lujuria
y avidez en un reino sin pausa.
En
vano intenta ver su imagen:
¿sentado
junto al fuego? ¿dormido en la cueva?
¿en
donde está ese antro, esa promesa?
¿en
qué totalidad indecible de un sueño?
Una
mujer semidesnuda sale del monte,
y
el hombre a quien el mundo enardeció,
con
la arena, con la miga del pan, con la piel de
las
cosas
deja
un mensaje para nadie,
penetra
a su propia soledad, a su tormenta.
POEMA
DIEZ
Las
estatuas de sal que tanto hemos amado
tras
el gemido de Sodoma y Gomorra,
sus
cuerpos se deshacen si las ciñen tus brazos.
Amantes
desoladas como un paisaje ciego,
en
cuyos pechos, recién salidos del océano,
nacía
la sed. ¿Pero qué maldición cayó sobre ellas,
sino
la maldición a las bodas de la carne y el sueño,
cuerpos
y ceremonias, cabelleras y susurros
en
los tibios secretos de la noche,
deslumbramientos
de la travesía?
Todo
cuanto la urdimbre sombría del pecado
condena:
la pasión, la poesía, la línea del amor
grabada
en la palma de la mano, el linaje
de
increíbles amantes fundidos en su propio laberinto.
Sin
embargo, en la más luminosa estela del corazón
donde
nada es mentira,
perdura
la gloria de esas paras mujeres orgullosas,
blancas
como la muerte, con rouge en los labios.
POEMA
TRECE
Bien
sé cómo es ella, secreta y perversa
como
un ángel del bosque, se hunde
en
mi sangre, canta en la noche
como
un río que corre debajo de las piedras.
Pero
lo que invoca, lo que rescata,
está
más allá de la piedad de sus besos,
vasto
como el sueño, tormentoso
como
su cuerpo lascivo.
Lo
que se alcanza de sus confesiones
desnuda
los deseos, súplicas, un vuelo
hacia
cuerpos solares en un cielo mortal.
El
viento es tibio en sus cabellos,
en
su garganta herida. Todo en ella
es
insomne como su latido desdeñoso,
consagrado
a las grandes singladuras de Ahab.
Nunca
llegará donde la esperas, en una quemadura,
en
un altar demente de memorias perdidas
o
aves migratorias. Nunca llegará.
Cuando
trae la bebida de los náufragos
se escurre
entre
los grandes secretos de su sueño.
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