RETRATO
Hablando con los amigos,
o sentada allí, junto al piano,
entre los retratos y los cuadros,
oía crecer el tiempo, no sin cierta
esperanza,
en sus pequeñas venas azules.
Abría los balcones y su altiva
cabeza
suspensa quedaba del atardecer.
Su oxidado y moreno pelo
alrededor flotaba, con su voz,
como el crepúsculo, rodeándola con
dulzura,
para caer luego a su espalda,
como una lacia y profunda hoja.
Así esperaba la noche, de pie,
naturalmente,
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