miércoles, 23 de julio de 2014

ENRIQUE MOLINA. UN LUGAR


UN LUGAR
 
Las casas estaban cerradas
Con turbios vidrios de naufragio
Disueltas en vagas lagunas
Como el invierno en su letargo

¿Qué triste gaviota abandona
Su esqueleto sobre el tejado...?
A veces pasa alguna pluma
Una vieja araña un relámpago

Casas saqueadas por la costa
Con sus cuartos asesinados
En cada espejo hay un fantasma
Con el índice sobre los labios

Casas lagartos en la arena
Casas ausencia que suspira
Casas sin médula ni ropa
Entre la sal de la deriva

De lo desierto de su sueño
Nacen personas que no existen
Muebles hambrientos como hienas
Con la mirada de la esfinge

Aquí hubo un niño de las lluvias
Con su remoto testimonio
Ladrón del fuego de los pájaros
Ácido y cruel como el insomnio

Casas que ofrecen a la sed
Una copa llena de hormigas
Un café frío como un muerto
La negra huella de una huida

Un olor de faro mendigo
Extiende la mano vacía
La escalera crece sin fin
Se hunde en el polvo de otros días

Casas más duras que las piedras
Con el desierto hasta los ojos
Casas soldadas como féretros
Por el plomo de lo remoto



 

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